jueves, 25 de octubre de 2012

RAGAZZO FORTUNATO

Sono un ragazzo fortunato/ perche no c´é niente che ho bisogno. +++++++++++++++++++++++ La vertigine non è/ Paura di cadere/ Ma voglia di volare/ Mi fido di te/ Io mi fido di te/ Eh! mi fido di te/ Cosa sei disposto a perdere/ Lorenzo Jovanotti
Roma, por estos días. El lunes fui al traumatólogo, con buenas expectativas. Vio las nuevas radiografías con signo positivo. Me hizo ponerme de pie, quitarme la camisa, y aflojó los "abrojos" del corset, y me lo quitó de un modo que descubría el secreto oculto de un mago. Voilà¡ En adelante solo debo usarlo cuando trabaje o haga algún movimiento que lo requiera. Ya puedo manejar, subir escaleras, trabajar y solo me queda alzar a Roma. Y empecé a nadar el martes pasado, despacito, pero ¡qué éxtasis!, volver a nadar. Un mes antes de lo planificado al inicio.
El largo día Ha sido un largo día, de tres meses. Empezó cuando me desperté en el hospital. Ahi me contaron mi nueva realidad, desde dónde empezaba. No fue una pesadilla, ni el tan mentado "garrón", o bajòm. Fue un momento triste, enterarse, pero duró lo justo antes de emprender el largo camino de la recuperación. Había mucho camino por delante, y lo mejor era emprenderlo cuanto antes. En honor a mis viejos, a Roma que me espera y con quien nos acompañamos tanto durante este tiempo. En honor a ese colchón divino que me sostuvo inconciente. Inconciente. El instante previo, que (ahora lo digo) sentí que algo me "chupaba" hacia arrbia. Fue tan fugaz que no se puede expresar en tiempo, y por eso me animo a dudar y a pensar que es mentira lo que digo. Pero me sentí protegido, a pesar de todo. Ya es hora de moverme, viví estos días de jubilado, de minusválido (no desarrollé ninguna capacidad especial), pero llegamos al momento grato, de gratitud. Por lo menos, no debo hacer fuerza. Por ahora, no más trabajos de peón. Peoncito, con esa mentalidad trabajé durante años (y volveré), multiplicado, aunque reforzaré mi posición de torre, desde la estructura, hasta la mirada, desde el margen con odo el campo a mi frente, aún sin poder quitarme la manía de los movimientos sorpresivos del caballo, y sí tendré más cuidado con los atajos directos que me propone el alfil. Algo no cambia: en mi casa sigo siendo el Rey, la reina es Marina, y aceche la princesa Roma. La vida está volviendo a la normalidad, y eso para mi es muy especial.
Tigres blancos de Bengala, a los 3 meses, en 2007.

viernes, 5 de octubre de 2012

EL PASO

Lo que aún me queda por dilucidar si con estos procesos uno se convierte en un generador de paciencia o simplemente consume la que ya tenía.
Andes, 2012

Ya estoy dando pasos, y ahora espero poder acompañarlos a ustedes. De a poco. Ayer caminé 6 cuadras, otra vez, y más por prudencia que por cansancio, volví a descanar. Los músculos antigravitatorios, que sostienen el torso, necesitan ejercicio. Pasos para adelante, a cuidar la naturaleza.

Sin arrepentimientos, vamos para adelante. Elegimos un camino y si hubiéramos elegido otro no estaríamos aquí, claro, pero tampoco hubiéramos vivido todo lo que nos hizo ser uno mismo. Por eso la conjugación condicional es obsoleta en muchos casos. El condicional puede llevar a un remordimiento estéril. En cambio, en este tiempo cobró protagonismo la virtud de la paciencia. Fue necesaria utilizarla día a día y seguir en cada paso. El primer paso fue pararse y caminar el 20 de septiembre, el segundo es llegar al 18 de octubre y empezar una vida normal. Luego vendrán otras metas. Lo que aún me queda por dilucidar si con estos procesos uno se convierte en un generador de paciencia o simplemente consume la que ya tenía.

viernes, 21 de septiembre de 2012

FOTOGRAFO

También es hoy el día del fotógrafo. Arriba mi padre en el Palazzo Raggio el día de mi casamiento en 2006.
Flor de Mburucuyá, Corrientes, 1995.

Hay algo que quiero recordar del día de ayer. Celebré toda la situación, en cuanto a poder ponerme de pie sin más inconveniente que la falta de costumbre, que disimuló los golpes recibidos. Celebré que la rehabilitación consista en recuperar paulatinamente los movimientos habituales. Y lo que más celebré, fue verla a Roma, a quien me aparecí en la sala de la casa y primero se petrificó, luego se rió de alegría y en seguida vino a tocarme. Cuando me senté, estuvo 10 minutos besándome el brazo desde el codo hasta la mano, riendo y bailando en torno a él.

Hoy, otra vez rió, y se me abrazaba a mi pierna, me besaba y me acariciaba. Eso fue impagable, hasta que en un momento me miró con su risita complaciente y dijo: "É gande papá".

jueves, 20 de septiembre de 2012

¡PRIMA VERA!


Mañana es 21 de septiembre, inicio del esplendor, lo que significa primavera. Amanecerá despejado, y aunque no hará calor, el sol calentará los espíritus de la estudiantina que deambulará por los bosques, parques y plazas de la ciudad.
Primavera de Arcimboldo 1573.

Hoy, hay algo nuevo que contar. Es la primera verdad, luego de tanto reposo. Estuve en el médico traumatólogo y vio las placas que tenían buena pinta, pero era preciso que las viera quien entiende. - Valió la pena esperar 2 meses. Se ve muy bien. -dijo. Me hizo parar, caminar unos pasos, y me senté en una silla unos minutos. Se sintió que tiraban unos musculitos, cosas raras, nuevas en la espalda, pero nada llegaba al dolor, solo pequeñas molestias. La primera vez en 60 días, después de hablar con los que saben y sacar conclusiones, fue mucho menos traumático de lo pensado. Parecía que acababa de despertarme y estaba medio dormido aún cuando me movía. O que me levantaba con un bruto golpe después de un partido de fútbol. Por supuesto que queda un largo camino por delante. El próximo mes puedo deambular por mi casa, sentarme a comer, pero luego volver a seguir mejorando bajo el cuidado de la naturaleza que se ocupa de mi cuerpo. Pasado el mes, podré, si todo sigue según los pronósticos ayudados con la cautela que aprendí a tener, realizar una vida normal, siempre con los cuidados lejos de los exabruptos. A partir del cuarto mes podré volver a nadar. Pero, al parecer, ninguna rehabilitación especial, sino una recuperación paulatina de mis hábitos. ¡qué lejos que estábamos! ¡qué cerca estuvimos! Ya se siente el calorcito, ya vuelve el esplendor.
Mono capuccino, Amazonia, 1997.
León, Swazilandia, 2004.

domingo, 9 de septiembre de 2012

MIRADAS TRANSVERSALES

Hola amigoa, gracias por acompañarme hasta aquí. Me quedan 12 días de cama, y luego hay que rezar para que pueda empezar una rehabilitación normal. Se hacen largas estas últimas dos semanas, de espera, que sé que podría moverme pero debo seguir inmóvil, que veo a Roma, resignada a no pedirme "upita", y peor yo a no hacérsela. En un punto venia bastante bien, con buena tonicidad, pero se ve que el cuerpo, luego de período se entrega, y me manda a remontarla del fondo. Igual estoy mejor, siento la columna bastante firme, aunque el colchón de aire se me clava, como la cama del faquir, en los músculos de la espalda que parecen churrascos de milanesa aplastados por el martillo de cocina. Habrá mucho que trabajar por delante, pero al menos ya no habrá miradas transversales: ustedes parado y yo acostado.

Enseñanza y moraleja no tengo para dejarles, quizás ustedes saquen las suyas. Pudo haberse evitado, tuve oportunidad de hacerlo también, por supuesto que nada fue consciente. Por lo tanto, menos hay consejos. A la vez es inútil recibirlos ahora, tarde, ni ayudan los consuelos. Solo mirar para adelante, con la mente fija en el presente que armará el futuro. Tengo una nueva oportunidad. Nunca creí necesitarla, con la que me dieron mis padres al nacer me sentí dichoso. Pero por los designios de la naturaleza, a la que pertenezco, que me protegió y me cura ahora, estoy aquí. Mientras nos visita Sri Sri Ravi Shankar, se me ocurrió ¡el karma!. Si tal, vez, pero si le causé un mal a algún energúmeno, este debía estar hace rato en el infierno. Nunca odié a nadie, algo mi madre dice sobre mi cada tanto. Pero sí seguro, hay cosas que dejé de hacer. Estaré atento a eso.

Soy feliz, tengo mi hija (¡hermosa!), podría escribir un libro (con estas páginas, aunque no es la intención), y en lugar de cortar un árbol debería plantarlo (aunque ya planté más de un árbol). Pero sigo mi ruta, que ahora es ésta, que en algún momento volverá a ser luminosa como antes. Mientras, ya nado en el rojo carmesí de mis entrañas en busca de esa luz, de ese susurro de vida, que será viento, mar, y risas de Roma. Un abrazo fuerte a todos, gracias de verdad por estar ahí, y por comprender y respetar, y especialmente por los buenos sentimientos que me ayudan a sanar. Cézaro De Luca
Mongolia 2008.

sábado, 8 de septiembre de 2012

MARINA, ¡MARINA!

Mitrovica, Kosova 2000. Pero quizás fue esta, la más importante de las últimas. En el 2000, entramos a Kosova con Marina. Lo peor había pasado en la región de los Balkanes, por una década, pero serbios y albaneses se disputaban este territorio, y ciudades como Mitrovica (léase Mitrovizza) quedaban partidas en dos, por un río, una calle o la presencia de los cascos azules. Por la ruta se veían casas semidestruídas, a las que le habían plantado la bandera albanesa, roja con su águila negra, emblema de la conquista Mitrovica estaba custodiada por franceses, pero nosotros fuimos con cascos azules argentinos. Logramos que nos dejaran un rato solos para tener testimonios más frescos. "No se ve peligro", arguí. Por la noche solían escucharse disparos que iban de edificio a edificio, y algún francotirador aburrido tirando a algún trasnochado, o quizás enemigo. La topografía en los Balkanes es muy irregular, así que entramos en una suerte de plaza, en la que había un gran almaccén. Allí había un hombre grandote, bien puesto, que parecía ser el dueño de la cuadra. Marina se quedó hablando con su hija que sabía inglés, y yo me fui a ver unos tipos que jugaban billar en la calle, mientras tomaban cerveza. Con el primer scatto ya me pidieron el pasaporte. Eran varios, hacía calor, y si no eran amigable, tampoco se veía una gran foto que ameritara trabajar. - Hvala liepa, nasvidenje. _(muchas gracias, hasta luego), dije en mi primitivo esloveno. Pero un viento feroz, me trajo otro pedido, al darme vuelta. "¡Passport!" Será cuestión de mostrar, total es argentino y seguir viaje. Lo abri del otro lado de la mesa de billar. pero no bastó. Con la mano gordota, y panza de levantador de pesas, me llamó, mientras el resto se cercaba sobre mi, lentamente. Vamos por las buenas. Tomé por arriba el pasaporte, fuerte y lo puse delante de su cara. Transpiraba, él. Yo no sé. - Jaz sem argentinec. - (soy argentino). Pero el tipo quería tenerlo en sus manos. Es suficiente, me dije, media vuelta y antes que el cerco se pusiera durao pasé del otro lado de la mesa. Murmullos y señas, e instantáneamente varios brazos se me interpusieorn. Pasaporte extranjero (útil para salir de estas zonas), una cámara al hombro y otra al cuello, completaban el cuadro que podría convertirse en dinero o herramientas distractivas para estos serbios. Intenté seguir, pero de algún modo me giraron para volver al "capataz", acompañados de algunas piñas en las costillas y los riñones para que entrara en razón, lo cual me costó. Entonces, una patada voladora me pegó detrás de las piernas. No hay que caer, no hay que caer. En el piso estoy servido. Pero fue fuerte y lesiva. Hay que agarrarse de lo que sea. Entonces caí hacia adelante y logré agarrarme de algo fácil. El gordo en músculos, aterricé mi cara sobre su camista sudada. Me enderezaron, y las cámaras ya se se bamboleanban como collares de la Polienesia, no importaban tanto. El pasaporte estaba dentro del pantalón con algo de dinero. Tendrían que buscarlo. Entonces, sabiendo que los cascos azules estaban lejos grité '¡Marina, Marina!", para que intentara buscar ayuda o alguien que se apiade. Eran varios. Volvió el murmullo, pero esta vez más claro. Repetían su nombre: Marina. Entonces salieron todos del almacén. Marina, la joven hija del almacenero: Marina, y su padre. 1Ella se llamaba Marina! Primero explicaron los varios grandotes: pensamos que por su aspecto, y como hablaba mal el serbio, era un albanés infiltrado. Un espía vestido de periodista. Esa vez, Marina me salvó la vida.

Cézaro a los dos añitos. Los padres se empeñan en criarnos con amor y a veces devoción, para que uno salga a exponerse en la vida.

viernes, 7 de septiembre de 2012

LAS VIDAS
Nigromante malayo. 1999 El otro día contaba mi madre lo que más recordaba de mi infancia son las veces que me perdí. Una vez, me fui gateando del negocio y aparecí en un arenero de una obra en construcción, jugando, sino seguía de largo. Otra vez, me escapé de la mujer que me cuidaba y fui a parar a la comisaría, donde esperaba en la entrada con un cartelito que decía "este nene se perdió". No faltó la vez del miedo, que me fui y cuando salieron a buscarme, alguien dijo "vi a un hombre que se lo llevaba para allá" .... Pero volví a aparecer.
Luego habré arriesgado por mi cuenta muchas otras veces, siendo grande, todas inconcientemente. Al menos es lo que creo, aún deviendo ser conciente, o responsable.
Una que recuerdo fue la primera vez que subí al Aconcagua. Un novato, éramos tres, pero en Nido de Cóndores quedamos dos, y en Independencia a mi compañero se le congelaban las extremidades. Deliberamos, y como podía bajar solo, se quedó con la única cantimplora de líquido que teníamos. Seguí para arriba, y llegué, parece que nos esperaba una tormenta para el regreso, por eso entendí tarde porque éramos unos pocos ese día. Con un equipo medio primitivo, en cualquier momento algo podía pasar, y un cristal de nieve se metió en mi ojo derecho, y ya no pude ver. Lo habría y solo veía una nube. Lo llevé cerrado. Con el otro había podo para ver tormenta de nieve, nubes y hielo. Hacia la derecha había bajadas en tobogán que facilitaban el descenso. Suaves, apacibles, hermosas, salvadoras. Pero para seguir la ruta verdadera había que ir a la izquierda en el momento indicado, es decir en Piedras Blancas, para llegar a Berlín. El paisaje había cambiado, sobre todo no se veía nada, igual lo que se veía a en subida era distinto que en bajada. Pero no habia caso, de todos modos, se veía a menos de 20 metros. Calculé, o me dije que calculaba. Pero al final, decidí" es aquí.
Del otro lado estaba Berlín. Entré apresurado al refugio, pensando decir que si había muchos, uno más servía para abrigar. Pero había solo un polaco, que luego de querer enchufar el cartucho de gas para cocinarme, él mismo se encargó de hacerme una sopita. Dormí hasta el mediodía siguiente. Solo tuve conocimiento del riesgo cuando me reencontré con mis compañeros de aventura al bajar a Plaza de Mulas. Ahpi festejamos todos.
Rí Ganges, India 1998. Un hombre crema los restos de un pariente.
REVES


Siria 1991

Quiero escribir sueño en francés, pero como no tengo acento circunflexo, quedó: reves. Revés como el que sufrí. Sueño, me despierto sin desvelarme, y sigo soñando, quiero volver a la trama que estaba viajando por mi cabeza sin saberlo. La historia fluía, pero ahora solo me quedan los últimos pasos de mi personaje. No quiero perder el hilo, quiero conciliar el sueño, antes que se corten. Quiero saber qué pasa, no estoy tan seguro de lo que pasa, pero me atrapa la trama.

El kasajo Todos se volvieron desde el control de forntera turco, porque no teníamos visa para entrar en Siria. Aburridos de hacer lo mismo, y aburridos de mi que los fatigué me dejaron pasar, porque quería pasar con mi pasaporte argentino. Los sirios, solo me dijero "Ankara". "'Ankara, Ankara", ya echándome como un perro. Señalando hacia el oeste.
A la vuelta, me encontré con los que volvían, me sumé. Todavía quedaban algunos por embarcar a la capital de Turquía. Volvimos de Ánkara, rumbo a Siria, un día casi de ida y otro de vuelta en ómnibus. Dos argentinos de carambola, turcos, rumanos en las primeras miserias de la década del 90, y un kasajo. El kasajo estaba desesperado, era el único que no tenía visa. Y digamos pasaporte tampoco. El muchacho, con físico de gimnasta abandonado, era un ruso, de aspecto típico eslavo, pelo rubio, rostro liso, labios finos, carácter arrollador, que ahora sin raíces, no tenía donde afirmarse. Era un ex soviético, a quien los kasajos independientes habían echado, le dejaron el pasaporte anulado de favor, quizás con algún amigo de por medio. Quiso ir a Moscú, pero los viejos amigos del padre, murieron o escaparo, si sobrevivieron a la Perestroika. El tipo andaba huérfano por el mundo. Soñaba con ir Estados Unidos. Para ello, quería entrar en Israel, donde esperaba que a pesar de ser ruso y no judío, lo acogieran. Pero antes había que atravesar Siria. Me pidió 100 dólares para tener algo en el bolsillo, por si le pedían mostrar dinero. Los llevó, pero no hizo falta. Esta vez el pasajero sin visa cruzó la frontera. El sueño estaba cerca.

(sobre hechos sucedidos en 1990)

Ahora tengo sueño. De tanto estar acostado, si me muevo rápido me mareo. Siento vértigo. Al principio creí que era un brote subsonciente, pero luego me enteré que es una sensación normal, luego de varios días en esta posición. Son pocas las emociones, fuera de los viajes astrales, la imaginación de las novelas o el séptimo arte. De vez en cuando, me doy una dosis. Giro rápido y cierro los ojos como si estuviera en la montaña rusa. El Ital Park en la almohada.

martes, 4 de septiembre de 2012

OBEDIENCIA

Arriesgarse es perder el equilibrio por un momento. No arriesgarse es perderse a uno mismo. Soren Kierkegaard. Hay que citar a los que saben escribir. A esta altura, nos dedicamos a coleccionar algunos aforismos.
Trompe d'oeil, Faro de Quequén, 1996.

Estaba todo planificado, marcar el tronco de un lado, marcarlo del otro, y por su propio peso, o con ayuda desde abajo, la copa se iba a truncar. La sierra avanzaba, el tronco la apretaba. Un poco más, la copa no cae, y el tronco parece más duro de este lado. ¿Más duro de este lado? No puede ser. Mientras tanto, un poco más. Se puede caer, pero un poco más. No llegué a ver la copa, pero el tronco empujó de golpe. Desobedecí el plan. No hay tiempo para improvisaciones, no hay plan B. El plan era cauteloso, por eso no tenía otro plan. ¿qué pasaría? No lo sé, nunca lo supe. Pero alguien tenía otro plan por mi. Para mi. Me resguardó. Aparte, mi cuerpo cayó según las leyes de la gravedad.


Sacro parco di Bomarzo, 2012.

domingo, 2 de septiembre de 2012

IL SEGRETO

El mejor secreto es el que no se cuenta. Me dijo mi madre cuando era chico, tenía razón y lo practiqué hasta que pensé otra cosa. El principio sigue guardado, es un hábito y no lo hago ya adrede, porque luego vi que el mejor secreto es el futuro. Lo que pasará después de este segundo no lo sabemos. Lo podemos planear, puede ser que pase lo de siempre, o lo lógico (que a menudo es distinto), y hasta puede ocurrir lo que la probabilidad y estadística matemática predijeron. Pero la cierto es que no sabemos lo que ocurrirá más tarde, mañana, en el futuro.

Qairouan, Túnez, 1996.

Tenía otro plan. Para estos días, para ese día, para el futuro. Pero un segundo, o menos basta para torcer el camino de una vida. Otras veces, pasamos toda la vida sin poder torcerla, y llevarla por el camino que queremos.

Como solía decirme Marina cuando la conocí: "sos el antihéroe". Creo que fue eso lo que me sedujo, porque me entendía y quien sabe si porque me gustaba jugar de eso, como si fuera wing izquierdo, contra la pared de la línea lateral, escondido, allá lejos, en el fondo de la cancha.

Por fin, encontré una respuesta que dió el escitor Niccolò Amaniti, luego de presentar su libro Io nono ho paura. A mi todo lo que tiene que ver con la infancia me atrae, como una forma de resistir la madurez. Pero ese libro, que habíamos comprado luego de casarnos en Filandari, Calabria, me había atrapado. Io ho un problema con gli eroi in generale: non mi piacciono. Non amo l'eroe buono, positivo, nemmeno quello mitologico che incarna in sé la morale, la giustezza della vita. Gli unici che mi piacciano sono i bambini perché sono inconsapevoli di esserlo e quindi possono "incarnare" un problema etico e nello stesso tempo risolverlo attraverso l'intuizione e il cuore. dijo Niccolò. Después, exagerado vi la película que en Argentina se llamó El secreto, y llevé a mis sobrinitos, aún cuando tenía 4 y 6 años. Todavía hoy trato de resolver muchos problemas con la intuición que me marcan mi sentir, por encima de la razón. Es todo un secreto.
Fez, Marruecos, 1994.

viernes, 31 de agosto de 2012

CHICHICASTENANGO

Entre los recuerdos, aparecieron estas fotos del año 2002 en Guatemala. Luego de un año en Estados Unidos, tomé un avión de New Orleans a San Pedro Sula, Honduras. Desde allí, volví por tierra a Buenos Aires. Una de las paradas más lindas fue ésta en el mercado de Chichicastenango, el lago Atitlán y las calles de Antigua. Scanner de egativo color, en bruto casi todas. A pedido de Sandro: fotos.


GANADORES

Let the soil be your soft pillow The grassy blankets keep you warm Let the leafy branches cool you And the blue skies keep you from all harm Let the wind keep fresh your memory Let it blow across the land Let the rain refresh your spirit Let the damp earth hold your hand (fragmento de The soft soil, Bob Geldof) Ando escuchando esta canción, y me pasea un poco el espíritu. Cuando acabé de consolidar mis ideas sobre la vida, en una segunda juventud, pensé que el secreto estaba en estimular los sentidos. Música, comidas, la naturaleza y sus fragancias, sexo, texturas y objetos, paisajes, curvas, fotografías, películas, más de un sentido por vez. Tampoco se puede desmentir, estar acá no da derecho a pretensiones. Los sentidos son los puertos por los que nos comunicamos con el placer.
Siempre tengo la oportunidad de volver a sentir el roce suave del algodón por mi cuerpo en una mañana de octubre, la maresía húmeda y salada del mar antes de anochecer mientras camino por la arena casi tibia, un paisaje amontonado en Italia, lleno de historia sedimentado en la cultura de su gente, o la inmensidad de una pampa sin fronteras que solo cortan las aspas de un molino, antes de llegar al horizonte. Pronto volveré a sentir el humo arremolinado del asado que me trae fragancias de madera y carne, y un trago de rosso que baña el paladar y se agita buscando a su pareja para arrinconarse de la tertulia de amigos y afectos. ¿volveré a ver bichitos de luz que en una mágica noche flotaban en plaga sin moraleja? En algún lugar de mi interior tiene que seguir gustándome la música que abandoné con ideas maduras, aunque sea por recordar la revolución de esos días, y aún en la quieta pasión de la intimidad.

Ganamos al haber nacido, aunque en cualquier acto de irreverencia a los padres les hayamos dicho que "no pedimos nacer". Somos todos ganadores. Con salud, y aún si no la tenemos y haya que ganársela, aunque sea la salud espiritual.

Nota: uno de los kinesiélogos pasó de nuestro lado y pasamos a ser ganadores, como la pelotitaa de Match Point de Wooody Allen.

miércoles, 29 de agosto de 2012

LOS PERDEDORES

Estamos terminando una obras, y el dueño del corralpon, que hacía mucho no me veía, preguntó porqué, entonces me dijo por teléfono algo para la reflexión. - Esas cosas no se hacen. Cuando tenés cierta edad, hay que dejar que se arriesgue otro. Vos todavía sos joven, no es por una cuestión de edad, ¿sabés poruqé? Porque a tu esdad tenés mucho que perder, tu familia, tu trabajo, todos tus compromisos. No tenía ganas de escucharlo, pero era dejar pasar sus palabras, mientras repasaba la lista. Pero algo me hizo acordara mi viejo. "Cuidate, que se arriesgue otro". "Tenés que frenar un poquito". Por el vértigo de la vida, por aprovechar las oportunidades, por ser un buen trabajador (porque eso me enseñó de chico: "trabajar, trabajar y trabajar"), por superarme y todas las razones que ustedes también practicarán: no paré. ¡Cuánto pude haber perdido! Ahora nada tiene relevancia, ni la ropa, ya que uso siempre la misma, ni la calidad de la cámara (que solo uso en este cuarto de 3x4), ni la cortesía con el prójimo (que no faltará). Ahora, estoy forzado a ver a Roma merodeando mi morada, verla crecer segundo a segundo. Ahora estoy forzado a reposar, con freno sin apelaciones. Leo, veo, pienso, escribo, sueño, duermo, descanso. Cuántas veces quise olvidarme de todo y hacer ésto. Debiera estar agradecido, y sentirme de algún modo afortunado.
Esta lona me va a catapultar, pero esta vez hacia arriba.

Una lesión de columna como la que tuve siempre pensé que era irreversible y que dejaría secuelas. Gracias a Dios, y por suerte para mi, estoy equivocado. Pero para ello tenemos diversas opiniones. El traumatólogo principal, un renombrado kinesióogo amigo y el terapista, ya me quieren incorporar y que inicie la rehabilitación. Mientras que dos desconocidos, como la kinesióloga de oficio y un traumatólogo de consulta opinan que cumpla las 8 semanas de reposos hasta que se fortifiquen las nuevas calcificaciones. Todos profesionales de mi más alta estima, aunque ingrato de mi parte hacia el primer grupo ya que tomé, por el momento, la decisión más conservadora. ¨Más vale seguro, que arrepentido" dijo la kinesióloga. Y si, tuve una vida muy física, por encima de lo deportivo, por la injerencia del físico en casi todas mis actividades. Quizás por eso pensé poco al subir al árbol. En fin, siempre con los perdedores, una constante en mi vida, ir con las minorías, antes que se olviden, sin importar convertirme en contra.
Subiendo la cuesta. Vista del Aconcagua desde el cerro Bonete, 2012.

martes, 28 de agosto de 2012

LA SABIA

Veremos qué pasa con el soldado de mis huesos. Un ejército de células que buscan rearmar lo que rompí. La naturaleza todo lo cura. La sabia naturaleza. La muerte es una forma de cura, un paso a otra vida, cuando el cuerpo ya no puede ser llevado por el espíritu o el alma. Sin dudad actuó la sabia vida. Me apagó la cabeza antes de caer. Sólo tuve noción del rebote del pino, el movimiento de la catapulta. Nada más. Y luego, por una lado cayó mi cuerpo; mi alma, mi espíritu fueron por otro lado. Ya dije que allí debió estar mi viejo para que los daños sean menores, porque él me hizo, y para cuidar a Roma, Marina y mi madre, y por lo que le tocó vivir, hay varias décadas por delante, cuando me recupere.

Mi alma, mi espíritu, Dios se los llevó. No sé que le dijo, ni que le hizo, no recuerdo nada, y quizás durante el resto de mi vida me entere. Quién sabe, casi no se me ocurrió en mi vida que era mala persona, no había motivos, tampoco puedo decir que soy una gran persona. Salvo pequeños contrariedades en mi conciencia, la llevaba tranquila, con cierta armonía. Pero la sabia vida me dejó con mi familia, con ustedes, con el mundo, y lo agradezco. No existen recuerdos traumáticos de la caída, noción de que irremediablemente me iba de espaldas al piso. Tampoco tengo conocimiento del dolor que debe implicar las fracturas de los huesos, por el tremendo impacto. Simplemente no lo sé, mi alma, mi espíritu no estaba allí. Lo cual agradezco, aunque seguro le serviría a mi conciencia para ser más responsable, esta misma conciencia lo inspiró, absorvió y desde aquí vuelve a partir. Alentado por Mohandas Gandhi La fuerza no proviene de la capacidad física, sino de la voluntad indomable., que lo dijo hace mucho, pero me lo habrá soplado al oído.

La savia de la vida sigue corriendo por mis venas.

sábado, 25 de agosto de 2012

DIEM


¿quién iba a dar la vuelta a la esquina de mi casa y entrar por el garage en vez de ir por la puerta principal? Desacostumbraría a todos los vecinos. Un ejemplar de la dinastía De Luca, que forjó el barrio, que deambuló por estas calles, cuando aún quedaban las últimas de tierra. Quién va a recordar estas calles que ya no son como eran. Este barrio dejaría de ser el mismo, sin uno de los protagonistas de aventuras que quizás solo el sepan, o recuerden. ¿desaparecería sin más? A Roma la conocen en la iglesia, "la nena que viene a ver a Tetús", pero hay muchos vecinos que no la conocieron, que no la vieron crecer bajo mi ala.

Quién se parará en el jardín y con su propia afinidad con la naturaleza poda las plantes. Quién subirá las escales del altillo para ordenar según su lógica todas las cosas que nos invaden la casa a diario, y que ahora no tienen importancia. Quién caminará por la casa olvidándose lo que iba a hacer, pero llenándola de pasos y presencia. Quién estará por acá para hacer un sobre esfuerzo físico después de una jornada plena, más allá del sentido común.

Quién va a guardar en forma obsesiva mis calzados. Quién va a salir al jardín con las primeras gotas de lluvia, para acordarse que antes que civilizado es un humano. Quién correrá sin apuro, para hacer cosas sin plazos, diligente y ocupado. Andando como si el tiempo se esfumase como el humo, tratando que haya siempre un presente que distraiga el pasado, porque siempre hay futuro para volver a verlo. El futuro era el momento de parar a disfrutar el pasado. Sería ese presente eterno que perpetuaría la felicidad de una vida. Estaba ahorrando futuro, pero de pronto casi se acaba el presente y no legaba. Entonces iba a ser solo pasado.

¡Ah! Me olvidaba de decirles que al final, sí, me hice millonario como lo había decidido. Soy millonario de tiempo. Al principio no lo decía porque no me daba cuenta, luego para no generar rencores, pero luego supe que sí, que si soy millonario de tiempo quiero compartirlo. Debo decirlo: soy millonario de tiempo. Tengo todo el tiempo por delante para mi. Cada presente. Aún éste.

Ustedes también lo son.


Foto: Esteban Cobo

viernes, 24 de agosto de 2012

LA BESTIA

Paso muchas horas con la Bella. Roma, la bella Roma, que me besa la mano, y cuando tiene mi cara cerca, me da piquitos y me toca la oreja. Después me ladra como un perrito para asustarme. -Quer a bella y a bestia Roma. -me pide. Y así estoy, convirtiéndome en un acérrimo crítico de dibujos animados, paso por la Bella Durmiente (traducida "A princesa dormir"), pero la que prima es -Quer a bella y a bestia Roma. A razón de media docena de veces por día, estoy aprendiendo, debo decirlo. Después de ver esta película creo que entiendo más del 80% del cine de Estados Unidos, salvo algunas excepciones como American Beauty, Bladerunner, y varias más que hay que interpretar aparte. Aunque la historia es francesa, sumada al retato de Disney, es un patrón del cine del norte.

Pero lo que más me llamó la atención fue cuando el engreído Gastón encolumnó a todo el pueblo hacia el castillo para liquidar a la bestia, berreó: "El que no está con nosotros, está contra nosotros". Lo que me recuerda (ahora que acabo de recordar el 2001 en New York), al dos veces presidente de EEUU, George W. Bush, cuando luego de caer las torres gemelas intimida al mundo con su "Either you are with us, or against us". Maniqueísmo intimidatorio en estado gaseoso.

Pero la película me deja otros valores: leer libros sin dibujitos, querer a los objetos inanimados, cuidar a nuestros viejos, y otros principios acerca de la bondad humana que todos conocemos y seguiremos esmerándonos por respetar. Mientras tanto esta Bestia que se tira de los árboles, intenta incorporar el don de la paciencia (sn enojarse como en el dibujito).

Y lo que más me gusta del cuentito es que Roma repite una y otra vez: - Va a buscar al Papá la princesa.
NECESITO VER

Como este bombero el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, necesito ver. Fue para otra cosa, a algunos los sacrificaron como héroes, adentro de esas cajas de acero y cristal, que los fagocitó. Otros, como él, fueron a hacer lo que no podían. E hicieron lo que podían.

Pero mi bombero, impotente, pudo con él mismo, y fue a uno de los negocios en los alrededores, y encontró lo que buscaba. Todo era igual, gris de polvo de cenizas, pero adentro, todabía quedaban bebidas frescas del fin del verano, algún sandwich para restaurarse de la larga jornada. Los minutos de sufrimiento duran hasta el infinito; el dolor es infinito hasta que se termina, y allí acabó el minuto. El bombero, no tenía hambre ni sed, pero encontró lo que buscaba, un ojo que le diga cuando él se fuera de allí, que lo que estaba viendo era cierto. Era bombero, pero necesitaba ver. Ver para contar.

Detrás de la foto está el testigo, esa persona que quiere ver, que necesita ver. El testigo de los que no están allí. Esas fotos contarán la verdad, lo que todos los que no estuvieron allí querían ver. Necesitaban ver. Allí estaba el bombero con la verdad delante de sus ojos.



miércoles, 22 de agosto de 2012

LES FENETRES


Ventanas de Ouro Preto, 1993.

En mi cuarto tengo 4 ventanas. Es mi claustro pero entra luz por las cuatro paredes.

Por la que da al norte entra el sol, se ve el verde del jardín y si estoy atento veo pasar zorzales y benteveos que van a bañarse a la fuentecita del león. Por la noche la luz de la calle me entretiene con sus intermitencias hasta que me duerme, entonces me molesta.

La ventana oeste está a mis espaldas, casi no veo nada, pero me entra la luz del día para leer, y las voces de los pedestres que son piezas de rompecabezas de diálogos que nunca conoceré, pero me ayudan a la imaginación por un rato. De noche, sospecho miradas curiosas por la luz de los ojos que me invaden.

Hacia el este, la ventana es en realidad una puerta que va a la cocina. Veo luz, veo como un espía fragmentos de la vida cotidiana de mi propia casa. Lo principal es cuando Roma entra por allí y me ilumina el espíritu y me colma el alma.

Nunca supe la diferencia entre alma y espíritu, porque no leí ni me puse a pensar mucho en ello, quizás sean lo mismo. Aún así, Roma es capaz de iluminar uno y llenar el otro.

La última ventana, la tengo a mi lado, es una biblioteca através de la que viajo. Voy al oceáno Pacífico con Corto Maltés, y tengo a Proust que me lleva con letanía a sus tiempos y lugares, o Kerouac que me trae más cerca a ritmo alocado.

Ahora me trajeron una ventana habitual por la que acostumbraba a mirar el tiempo y el mundo. Mi cámara de fotos, y por ella siempre entra luz. La primera en aparecer fue Roma.

martes, 21 de agosto de 2012

PORT FOLIE

Esta es una serie de fotos tomadas a fines de los 80, en general, que las pude volver a ver porque puedo verlas. Su publicación aquí no obedece a ningún orden, ni sentido, sino simplemente porque es el único lugar donde puedo mostrarlas. Fueron reveladas y copiadas por mi cuando el mundo de la fotografía era otro. Circa, cerca, busca, lontano, lejos. Gracias por ver y dispensen el impulso. Arrivederci.

Mi abuelo Antonio Zabrieszach, Olivos, 1985 circa.

Vecino del barrio de Palermo (Juan B. Justo), Spica en mano, 1985 circa.

Niña violinista bielorrusa, calle Florida, 1985 circa.


Accidentado en la avenida Alem, Buenos Aires, 1985.


Club Eros de Palermo, Buenos Aires, 1985 circa.
Madres de Plaza de Mayo, 1985, circa.

Villazón, frontera argentino-boliviana, 1985 circa.


Tren en la frontera argentino-boliviana, Yacuiva, 1985 circa.


Esta es la propaganda luego que el ministro Cavayo pidiera 10.000 millones de dólares que asegurarian que el país no se hundiría, a principios de 2001.