domingo, 9 de septiembre de 2012

MIRADAS TRANSVERSALES

Hola amigoa, gracias por acompañarme hasta aquí. Me quedan 12 días de cama, y luego hay que rezar para que pueda empezar una rehabilitación normal. Se hacen largas estas últimas dos semanas, de espera, que sé que podría moverme pero debo seguir inmóvil, que veo a Roma, resignada a no pedirme "upita", y peor yo a no hacérsela. En un punto venia bastante bien, con buena tonicidad, pero se ve que el cuerpo, luego de período se entrega, y me manda a remontarla del fondo. Igual estoy mejor, siento la columna bastante firme, aunque el colchón de aire se me clava, como la cama del faquir, en los músculos de la espalda que parecen churrascos de milanesa aplastados por el martillo de cocina. Habrá mucho que trabajar por delante, pero al menos ya no habrá miradas transversales: ustedes parado y yo acostado.

Enseñanza y moraleja no tengo para dejarles, quizás ustedes saquen las suyas. Pudo haberse evitado, tuve oportunidad de hacerlo también, por supuesto que nada fue consciente. Por lo tanto, menos hay consejos. A la vez es inútil recibirlos ahora, tarde, ni ayudan los consuelos. Solo mirar para adelante, con la mente fija en el presente que armará el futuro. Tengo una nueva oportunidad. Nunca creí necesitarla, con la que me dieron mis padres al nacer me sentí dichoso. Pero por los designios de la naturaleza, a la que pertenezco, que me protegió y me cura ahora, estoy aquí. Mientras nos visita Sri Sri Ravi Shankar, se me ocurrió ¡el karma!. Si tal, vez, pero si le causé un mal a algún energúmeno, este debía estar hace rato en el infierno. Nunca odié a nadie, algo mi madre dice sobre mi cada tanto. Pero sí seguro, hay cosas que dejé de hacer. Estaré atento a eso.

Soy feliz, tengo mi hija (¡hermosa!), podría escribir un libro (con estas páginas, aunque no es la intención), y en lugar de cortar un árbol debería plantarlo (aunque ya planté más de un árbol). Pero sigo mi ruta, que ahora es ésta, que en algún momento volverá a ser luminosa como antes. Mientras, ya nado en el rojo carmesí de mis entrañas en busca de esa luz, de ese susurro de vida, que será viento, mar, y risas de Roma. Un abrazo fuerte a todos, gracias de verdad por estar ahí, y por comprender y respetar, y especialmente por los buenos sentimientos que me ayudan a sanar. Cézaro De Luca
Mongolia 2008.

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