martes, 14 de agosto de 2012

BLANCO
Estábamos bajo las falsas penumbras de un pub de la calle Reconquista cuando aún no era peatonal. Era un pub irlandés, recreado como los de Dublin. La escasa luz ayudaba a disimular los detalles, como siempre. Desperdiciábamos el tiempo, y mientras jugaba a dejar pegado el cartoncito con la humedad del chop y alguna espumita derramada. Éramos tres, y empezábamos a flotar, y por mi cabeza pasaba la frase de Héctor Basaldúa, un escenógrafo del Teatro Colón, que en algún momento me redimiría: "Todo tiempo perdido se recupera mediante el arte". Pero circulaba por dentro un fastidio que no surgiera una idea mejora que me llevara a hacer algo con el tiempo de ese momento, en lugar de dilapidarlo. Hablábamos de nada, no se veía nada, ni allí, ni para adelante, y para atrás en esa época de la vida no se miraba. Entonces solté una frase polémica, de descontento, nada ofensivo seguramente, ni agresivo, solo una controversia.

- Estás borracho. -calificaron.

Si bien habíamos bebido, y flotabábsmod un poco, estabábamos todos igual, quizás el más voluptuoso de mis amigos que lanzó esa ofensiva, algo más. Sentado y sin más, contesté que no, claro. Ante la insistencia, se me ocurrió algo un sinsentido que me pondría en evidencia, aún sin estar ebrio. - Vamos a hacer algo, voy a hacer blanco con un solo dardo, en el centro. Un tiro de una sola vez. Podría hacer una veintena de tiros, y con esfuerzo y lúcido quizás, con suerte haría algún centro. El gesto de subestimación, me hizo subir la apuesta imprudentemente.

- Pero además con el centro oscilando.

Me paré con la decisión de un profesional, tomé un solo dardo y puse a mover el blanco como un péndulo. En seguida, me paré frente a él, y me pregunté porqué decidía hacer estas pavadas, exponerme y gastar reputación a cuenta. No tenía especial puntería, ni cualquier antecedente que me hiciera actuar con esa firmeza. Ya estaba allí, y habré pensado rápido todo eso porque el blanco no amainaba su oscilación. Por las dudas calculé distancia, altura y el momento en que el blanco debía encontrarse con mi único dardo, en medio de esa penunmbra que ahora era real. Lanzé. Centro. Sí, el dardo en el blanco

- Pura casualidad, tirá de nuevo, vas a ver que no la embocás. Diez veces tirá que no hacés un blanco.

- Ya está. Era una vez sola.

Salí a la calle y me encontré con la luz. La próxima vez que entre a un lugar así será para tomarme una copa de borgoña con un sandwich de gorgonzola.

Una vez que hacés algo sin calcular bien, o simplemente hacés algo, y la fatalidad te pasa por encima. A mí, me dejó el cerebro en blanco por una hora.

Imágenes de pubs de Dublin.

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